jueves, 7 de mayo de 2015

Política y creatividad



Tanta mente pensante y tan mal empleada. De que nos sirve saber si no sabemos aplicar la sabiduría que poseemos. La morfología del pensamiento es como un laberinto, quizás Babel. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

Contra el género en el Arte

Pierre Molinier. Autoportrait
Según los restos más antiguos encontrados de Homo sapiens, los de Omo I, llamados hombres de Kibish, (Etiopía), nuestra especie tiene unos 195.000 años. Durante este periodo de tiempo, hemos desarrollado pensamientos complejos, imperios, lenguajes, dioses… Hemos variado nuestros sistemas de representación según las tecnologías que se han ido desarrollando en cada época desde la aparición de los seres humanos.

Aunque parezca que llevamos mucho tiempo sobre la tierra, el hombre es un recién llegado en la cronología del planeta. Los discursos y críticas sobre la igualdad entre sexos, anteriores al XVIII, y que aparecían de forma residual y esporádica, fueron a partir de 1791 con la “Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana”,  el inicio de la lucha por la igualdad de la mujer.  Solo ha pasado 224 años de nuestra historia.

El desarrollo tecnológico de los dos últimos siglos, y más en concreto de los últimos cuarenta años, nos sitúa en otro paradigma en relación al género. Actualmente, no podemos basarnos como género al hecho biológico de haber nacido macho o hembra, hombre o mujer. Hay otras posibilidades que tenemos que aceptar, considero que cualquier discriminación, aunque sea positiva, produce efectos de ghetto.

Ante una obra artística, hoy en día, es absurdo preguntarnos si es o no arte. O entrar en divagaciones sobre lo que es Arte. En arte contemporáneo, es una sinrazón hacer distinción de cualquier género, aunque la obra de muchos artistas se vean marcadas por el mismo, al igual que lo hace las vivencias y la cultura, o cualquier otro factor que intervenga en el hecho creador. La potestad del género en el arte, solo puede ser usado por el artista de forma individual, y no se puede generalizar un arte de mujeres, un arte masculino, de artistas gays o lesbianas, o de artistas transgénero, por decir algunos. ¿Existe algún motivo en el siglo XXI para que creamos que el cerebro es diferente según nuestras preferencias sexuales?

Al igual que nuestro eurocentrismo, respecto al desarrollo artístico de otras culturas que no fueran la Europea. Nuestra visión del Arte contemporáneo muchas veces se basa en un nuevo heterocentrismo, arrastrado de siglos pasados. Y que tenemos que acabar de una vez por todas con él.

En las formas de Arte actuales, nos tenemos que obligar a hacer desaparecer esa frontera, con apariencia insalvable que hemos denominado género.  Soy del género humano y utilizaré mis preferencias sexuales como me de la gana, puedo luchar o mostrarme inactivo, hacerlo público o ocultarlo sin que nadie se crea en la obligación de meterme en ningún saco, sin mi permiso. Soy una persona libre y espero que una sociedad que se denomina a si misma como “libre y democrática” me respete. Y ese respeto comienza, en Arte, por aceptarme la sociedad como artista, y ver las condicionantes de mi obra con los valores que yo propongo, fuera de cualquier lectura sexista ajena a la misma.

Es doloroso pensar que, en la historia de la humanidad, tantas personas hayan acabado con su vida, hayan sido abocadas a la marginalidad, humilladas, asesinadas o sometidas a tortura y perseguidas por su condición sexual, siempre será un interrogante las víctimas habidas. 

No podemos permitirnos el lujo de dejar de disfrutar del Arte por motivos de género, el mundo del pensamiento, al que subscribo el Arte, es superior a cualquier etiqueta sexual. Solo lograremos que el público lo vea así, con un trabajo pedagógico sin discriminaciones.